A través de diversos ajustes operativos y financieros una gran cantidad de micro y pequeñas empresas del autotransporte de carga están buscando soluciones que les permitan sobrevivir a la crisis provocada por el COVID-19. En los próximos días presentaremos diversas entrevistas en las que hacemos un balance de los principales desafíos y estrategias implementadas por 4 empresas afiliadas a CANACAR para mantenerse en el camino.
La historia de Movac Express es de verdadera motivación, donde el esfuerzo y el corazón hacen gala de las fortalezas que caracterizan a este sector.
La compañía jalisciense apenas arrancó actividad a finales de 2018 con 1 tractocamión y 1 millón de pesos para soportar la operación que demanda el negocio, con el propósito de mover mercancías de alto valor, como maquinaria, productos y componentes eléctricos, entre otros, importados desde Asia.
Así lo cuenta Julio Mora Jr, la mente detrás de esta nueva línea de transporte. “Somos segunda generación en esto del transporte. Inicié mi propia empresa con tres socios de la nada. Para este año decidimos crecer y en enero agarramos camiones y remolques y ya tenemos 4 unidades. En esas estábamos cuando nos llegó la pandemia”, explica.
Y los efectos empezaron. Por su vocación importadora, todos los puertos del occidente del país empezaron a resentir los efectos del COVID-19. “Nuestra operación de inmediato bajó hasta un 50% de lo que traíamos el año pasado. Sin duda, la pandemia nos representó un gran reto, pero hemos hecho un buen equipo con mis socios y lo que hemos aprendido de este negocio es a no quedarnos parados. En CANACAR nos dicen que los tiempos malos también son tiempos de oportunidad y eso estamos haciendo”, asestó el joven transportista.
¿Qué hacer para sobrevivir?
No dar créditos largos. De acuerdo con Mora, partir de que todo cambió le ha permitido trazar una nueva estrategia de negociación con clientes para no extender por más de 30 días los créditos por los fletes. La segunda parte ha sido la diversificación, y ha empezado a mover otros tipos de carga, en otros puertos, sin camiones propios, es decir, gestionando la logística y respaldando las operaciones con su fuerza tecnológica. Y la tercera parte fue echar mano de las facilidades que han ofrecido las financieras de las armadoras a socios CANACAR para congelar algunos meses los pagos. “Tengo dos socios, uno que es experto en informática y otro que lleva la parte administrativa. Entre los tres diseñamos este plan y nos viene dando resultado. Pero esperamos que todo se reactive para ponernos al día”, dijo.
Otro punto que la firma considera clave para no quedar mal con sus clientes es la modernidad de su flota. Aunque se trata únicamente de 4 camiones, todos son nuevos y de última generación, lo que se ha complementado con cursos de capacitación a operadores y el cuidado de la normatividad federal.
“Tenemos el espíritu de CANACAR de andar en regla; de cuidar a los operadores, capacitarlos, cuidar velocidades; hemos mantenido los salarios bien remunerados y todo eso nos ha ayudado”, afirma el empresario.
Finalmente, Mora JR. considera que para las micro y pequeñas empresas lo más importante es aprovechar estos momentos de pandemia para replantear los negocios y llegar a nuevos acuerdos con los clientes. “Debemos sacar bien un costo de nuestro servicio y enseñarnos a cobrar, darle el valor que merece el transporte de carga, porque nos ven como el eslabón más débil, pero somos lo más fuerte en realidad. Todo se mueve en camión”, concluye.