Al sureste de la Ciudad de México, está el municipio de Acultzingo, en Veracruz. Es un lugar pobre, enclavado en las montañas de la Sierra Madre. Allí, la mayoría de sus habitantes trabajan la tierra para ganarse la vida, cultivan maíz y aguacates, y crían vacas y cerdos. También roban trenes. Tantos, que de hecho Acultzingo no es sólo la capital del robo de ese medio de transporte en México sino, posiblemente, del mundo. Y esto puede significar un especial dolor de cabeza para Andrés Manuel López Obrador. Las autopistas tampoco son seguras. Enrique González, al frente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, se reunió con López Obrador el mes pasado para pedirle que designara un fiscal especial para luchar contra el robo en carreteras. La flota de camiones de la nación, dijo González, también está bajo ataque noche y día.
